Hoy en día es no poco frecuente el tema de llevar una vida saludable. Las conversaciones al respecto se desarrollan no solamente en las visitas al doctor o en los anuncios que aparecen ante nosotros en los diversos medios de difusión.
Se suele pensar que los daños más graves a la salud los ejercen algunos hábitos como el consumo de drogas o el del alcohol en forma desmedida; la mala alimentación, el cansancio excesivo y el tabaco, entre otros. En efecto, todos estos hábitos o comportamiento son nocivos para nuestro cuerpo. Además de resultar dañinos por sí mismos, pueden ser aumentar el peligro a largo plazo si combinamos más de una de estas acciones o comportamiento y los hacemos parte de nuestra vida.
Por ejemplo, una mala alimentación (que implican consumir grandes cantidades de calorías o, por el contrario, muy pocas o bien, consumir alimentos del mismo grupo alimenticio, como harinas, grasas, etcétera) combinada con el consumo de cigarro y a su vez asociadas con una nula o deficiente actividad física pueden ser factores de riesgo que conducen a la muerte a un gran número de personas anualmente.
Algunas cifras que comprueban lo anterior se incluyen en la lista de las diez principales causas de muerte en los Estados Unidos. De acuerdo con esta lista, las enfermedades que devastan anualmente a la población norteamericana son las relacionadas con el corazón, el cáncer y derrames. Alrededor de un millón y medio de personas mueren cada año por estos males o por complicaciones derivado de éstos.
Para evitar ser parte de esta peligrosa lista es importante evitar hábitos tan riesgos como el consumo de cigarro, una alimentación inadecuada en la que predominen grasas y la inactividad física. Lo ideal entonces es reducir el consumo de cigarro, aumentar las frutas y vegetales en la dieta diaria y hacer ejercicio frecuentemente.
Pero, a pesar de lo que pueda parecer, llevar a cabo estos cambios no es una labor imposible. Un buen inicio es decir no a los alimentos que dañan el organismo como el refresco y las hamburguesas y, en cambio, optar por comidas preparadas de forma novedosa, por ejemplo ensaladas que incluyan frutas y verduras o, incluso, frutos secos y nueces o almendras.
Evitar siempre que sea posible los paseos en automóvil y elegir la bicicleta o andar a pie. Subir por las escaleras a pie, en lugar de utilizar el elevador o empezar a realizar actividades físicas al aire libre, como trotar o practicar algún deporte como baloncesto.
Empiece desde ahora a abastecer su rutina de habitos saludables que a largo plazo le evitarán enfermedades. Se trata de llevar un programa adecuado que poco a poco lo ayudarán a conseguir su meta de convertirse en alguien saludable.
Uff! Qué dificil es darse cuenta de que los hábitos que más nos gustan son los que más nos dañan…