Es común que el cuidado capilar se asocie con la vanidad. Sin embargo, la apariencia del cabello revela más que el entusiasmo en el arreglo personal, el conocimiento o interés en los dictados de la moda.
Por el grosor, cantidad, brillo u opacidad del cabello se adivinan el estado de salud, los hábitos de higiene y el estilo de vida de una persona. Su cuidado es asunto de imagen, sí, pero en un sentido más amplio: el cabello enmarca el rostro y juntos suelen ser la primera carta de presentación; por ellos se nos identifica y recuerda.
De ahí que la alopecia, sea por razones genéticas, enfermedad, estrés o cambios hormonales, suponga, antes que un problema estético, un cambio en la percepción que quien la padece tiene de sí mismo (a).
Por fortuna, en la actualidad existen tratamientos como el Plasma Rico en Plaquetas o PRP capilar, que consigue regenerar el cabello existente y reducir o frenar su caída, dependiendo de las condiciones de salud del paciente.
Este método aprovecha factores de crecimiento tales como el colágeno, el ácido hialurónico, y la elastina, mismos que se producen en la sangre y se obtienen mediante una ligera extracción, que, luego de ser tratada, se inyecta en las zonas despobladas del cuero cabelludo.
Una ventaja adicional, es que al ser extraídas del propio organismo, las proteínas que favorecen el nacimiento del cabello y le permiten crecer son recibidas por el paciente sin riesgo de alergias u otros efectos adversos.
Se trata de un método ambulatorio que no precisa ningún cuidado especial antes de llevarse a cabo. Esta alternativa se recomienda especialmente a personas con un grado de alopecia moderado. Según sea el caso, se requerirán entre tres y seis sesiones con periodicidad mensual y una duración estimada de 30 minutos.
Otra posibilidad para disimular los efectos de la pérdida de cabello es optar por la micropigmentación capilar, una alternativa de carácter estético y no invasivo que ayuda a crear la impresión de folículos pilosos o de mayor volumen capilar en personas con un grado avanzado de alopecia, que no pueden colocarse implantes o que previamente han utilizado injertos.
El tratamiento se lleva a cabo con anestesia local y al igual que el PRP, es ambulatorio. En este caso se recomienda un máximo de tres sesiones y el resultado –discreto y natural– dura aproximadamente dos años.
Ambas son soluciones viables para mantener una apariencia jovial y saludable sin importar la historia de vida del cabello.
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