Si nos hemos atrevido a modificar la triada de verbos que pone en la misma lista una película famosa, es porque a través del olfato también se llega a la paz, el bienestar y el goce de un cierto tipo de belleza que no logran percibir el resto de los sentidos: nos referimos a la de las fragancias y esencias.
No en vano la aromaterapia es considerada por algunos especialistas un poderoso aliado de los tratamientos médicos y psicológicos. Lo anterior visto desde una perspectiva holística que no pretende competir con la ciencia ni la demerita en nada.
Y es que conocer el potencial curativo de los aromas es abrir una puerta a nuevas posibilidades de sanación, con la ventaja de que esta sabiduría ancestral está al alcance de la mano en tiendas de químicos y otros establecimientos no especializados.
Enseguida te contamos un poco sobre las propiedades de cada familia olfativa:
Aromas cítricos:
Provienen de plantas frutales con flores aromáticas. Limón, naranja, bergamota, lima y pomelo son ejemplos de este tipo de esencias.
¿Qué transmiten?
Comunican energía y vitalidad. Los prefieren personas activas y de mente abierta.
Propiedades terapéuticas:
Funcionan como tranquilizantes naturales, por lo que son de gran ayuda en el tratamiento del insomnio, estrés e hiperactividad.
A nivel físico las sustancias que contienen se emplean como antinflamatorios, analgésicos y antiespasmódicos, lo que hace de estos aceites un ingrediente común en preparaciones para sanar dolores por migraña o colitis, por mencionar solo un par.
Aromas florales:
Rosas, nardos, claveles, magnolias, lilas y jazmines en una lista que puede prolongarse hasta el infinito… además de sus propiedades curativas particulares, lo que los caracteriza como grupo aromático es que se asocian con la belleza y la seducción.
¿Qué transmiten?
Feminidad, romanticismo y amor por lo tradicional.
Propiedades terapéuticas:
En relación con esta categoría, lo justo es decir que cada flor tiene propiedades específicas, pero de manera general, se les atribuyen funciones relajantes que ayudan a tratar el estrés, la depresión y ansiedad, además de que favorecen la armonía entre la mente y las emociones.
Aromas amaderados:
Sándalo, pino, abeto y pachulí figuran entre los principales representantes de esta familia olfativa. Con frecuencia se les asocia con la época invernal por evocar la profundidad de los bosques y tienen la característica de ser muy distintos entre sí.
¿Qué transmiten?
Aunque suele asociárseles con cualidades masculinas, en principio su naturaleza es neutra. En la antigüedad, su uso era común en ceremonias religiosas y prácticas mágicas.
Propiedades terapéuticas:
Se cree que ayudan a alcanzar un estado de paz y armonía espiritual. A nivel físico, el aceite esencial de sándalo, por ejemplo, se usa para tratar infecciones en el aparato urinario, digestivo y respiratorio.
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