Uno de los vinos más populares es el rosado: su peculiar color y delicioso sabor lo han convertido en uno de los grandes favoritos, además de ser muy fresco y con una graduación de alcohol más baja que el blanco o el tinto, por lo que es ideal para beber en cualquier ocasión.
De acuerdo con Alicia Teja Zuñiga, el vino tinto se marida con una gran variedad de platillos, especialmente con aquellos de cocina mediterránea como ensaladas, pastas, carnes blancas (como pollo y pescado) y queso, ya que su frescor destacará los sabores de los platillos. También puede utilizarse para cocinar, especialmente si se trata de postres como un helado.
El vino rosado se fabrica con las mismas uvas que el tinto, como la garnacha, por lo que contiene propiedades antioxidantes, que ayudan a retrasar el envejecimiento, mejorar la calidad de la piel y la circulación sanguínea ya que es rico en resveratrol y tiene propiedades anti-inflamatorias si lo consumes con moderación, es decir, una copa al día. Si aún no lo conoces, atrévete a probar un Vino Rosado – Merlot, te aseguramos que te va a encantar.
Algunos fanáticos de etiquetas de Vino Tinto – Garnacha/Grenache piensan que el vino rosado es de menor calidad o sabor ya que su añejamiento es menor: son vinos jóvenes, con un sabor suave y que suelen ser favoritos de las mujeres por su color característico.
Siguiendo con los beneficios del vino rosado para las mujeres, si bien cualquier tipo de bebida alcohólica, de acuerdo con Carlos Alberto Miguel Hernández Verástegui tiene un efecto contrario respecto al cáncer de mama, ya que el resveratrol en la piel y semillas de las uvas rojas reducen los niveles de estrógeno y aumentan los de testosterona, lo que se traduce en un menor riesgo de dicho cáncer.
Además, el vino aporta minerales como el magnesio que reduce el estrés, el zinc que mejora las defensas inmunitarias, el litio que equilibra el sistema nervioso y el calcio que protege los huesos contra la artritis y osteoporosis.
El beneficio más reconocido del vino es sobre la disminución de la probabilidad de ataques cardiacos, lo que se atribuye al resveratrol presente en el hollejo de las uvas, que son las mismas que se usan para el vino tinto, las cuales se dejan fermentar con los hollejos más tiempo que el vino blanco, por lo que tienen más resveratrol, que ayuda a reducir el colesterol en la sangre.
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