Lamentablemente, a lo largo de nuestra vida estamos expuestos a accidentes o enfermedades que limiten nuestro movimiento y nos lleven a una discapacidad, perdiendo la independencia y sufriendo dolores intensos, que dificulten los movimientos y lleven a las personas afectadas a una atrofia en sus músculos.
Los expertos de grupo Ache indican que la rehabilitación física es indispensable para mantener las capacidades funcionales, la independencia, salud y calidad de vida. Algunos trastornos crónico-degenerativos como diabetes, hipertensión, cáncer, obesidad, escoliosis, artritis, artrosis, enfermedades neuromusculares o músculo-esqueléticas provocan mucho dolor, además de deformidades, que pueden atenuarse con la rehabilitación.
Al visitar un traumatólogo ortopedista probablemente indicará la terapia física con base en la capacidad de resistencia, el daño a los músculos y articulaciones, además de las características generales de cada persona. En general se recomienda a las personas con lesiones agudas o crónicas, enfermedades de los sistemas musculo-esquelético, neurológico, cardiovascular, respiratorio y endocrino, disfunciones urogenitales, cáncer, quemaduras, trasplantes de órganos o que han sufrido amputaciones o fracturas graves.
Por otro lado, cuando se presenta atrofia muscular y osteoporosis, puede haber complicaciones en el proceso de rehabilitación, y es precisamente aquí donde se recalca la importancia de acudir con un ortopedista cirujano, ya que probablemente se requiera una cirugía. La buena noticia es que las más actuales son poco invasivas, ambulatorias y se enfocan en la recuperación de la calidad de vida del paciente.
Es por los daños que las enfermedades pueden ocasionar, que muchos pacientes no solo reciben rehabilitación física, sino ocupacional, psicológica, del lenguaje y cognitiva. Para las personas con alguna amputación también se les puede enseñar a usar sus prótesis, muletas o bastón para recuperar sus funciones motoras y sociales, previniendo con ello disfunciones secundarias, que afecten la integración social del paciente.
Lo anterior se debe a que el estado de ánimo del paciente influye mucho en su recuperación, por lo que la motivación, los deseos de vivir y recuperar el movimiento ayudará a acelerar el proceso y tener mejores avances.
De acuerdo con Alicia Teja Zuñiga, el dolor crónico o agudo, así como los trastornos de la marcha, lesiones físicas, quemaduras o daños en el rostro repercuten en la autonomía y adaptación social, de modo que los pacientes prefieren aislarse, dejar de asistir a reuniones familiares o con amigos debido a la vergüenza y al dolor. Por lo que muchos pacientes no quieren caminar, hacer sus tareas rutinarias y comienzan a deprimirse sin saber que con la rehabilitación y sus deseos de superarse podrán recuperar su vida anterior, o al menos gran parte de su independencia.
La rehabilitación es de gran ayuda para mejorar la calidad de vida, recuperar el movimiento, mejorar la postura, oxigenar el cuerpo a través del ejercicio, recuperarla actividad sexual retardar el deterioro cognitivo y del sistema nervioso.