¿Cuántas veces hemos sacrificado horas de nuestro sueño por alguna razón “justificada”? Nos vamos de fiesta, nos quedamos hasta tarde viendo series en Netflix, chateamos con nuestros amigos, nos reímos viendo memes en redes sociales y mil situaciones más, que nos desvelan y nos vuelven poco productivos en el trabajo.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cambridge, que se aplicó a más de 21.000 empleados británicos, dormir menos de 6 horas al día tiene un impacto negativo en el desempeño laboral, incluso más que otros hábitos malos como fumar, beber alcohol o tener una alimentación cero saludable. Este análisis confirma que un mal descanso afecta negativamente al rendimiento laboral.

Lo ideal para un adulto es descansar entre 7 y 8 horas para mantener la eficiencia en el trabajo, pero también para reducir los problemas musculares y de salud.

La intranquilidad por la situación económica, el ronquido, ser víctima presiones o abusos en el trabajo, son otros motivos por los que no se rinde como se debiera.

Dormir es una de las actividades de las que el ser humano no debe privarse, ya que el descanso es un requisito imprescindible para cualquier persona que pretenda llevar un estilo de vida saludable. Las noches de sueño nos ayudan a descansar de los esfuerzos realizados durante la jornada laboral, ya que mientras dormimos se activan procesos para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, siendo nuestro cerebro unos de los grandes beneficiados.

Pasar por todas la fases del sueño es fundamental para consolidar la memoria, incorporar nuevos conocimientos e incrementar nuestra velocidad de reacción.

La falta de sueño puede afectar negativamente a nuestro estado de ánimo, que es otro factor clave para rendir en el trabajo, de lo contrario podemos llegar a crear un clima perjudicial en el entorno laboral, pero también en el social, familiar y personal, ya que podemos sentirnos cansados, distraídos e irritables.

Para tener un mejor descanso, se recomienda:

  • Mantener un horario regular para ir a la cama y para despertar.
  • Hacer ejercicio diariamente; si la única hora a la que podemos ejercitarnos es por la noche, se recomienda hacer una actividad ligera al menos una hora antes de acostarse para poder conciliar el sueño; el yoga es una actividad que relaja los músculos y nos prepara para dormir.
  • Evitar las cenas abundantes, pues estas pueden hacer que digestión sea más lenta y pesada. Lo mejor para cenar son legumbres, lácteos, pavo, huevos, manzanas.
  • Realizar actividades relajantes, como escuchar música o leer.
  • Apagar la televisión, el ordenador y el móvil, ya que la luz de las pantallas alteran la producción de melatonina, y esto puede dificultar la conciliación del sueño.
  • Elegir un buen colchón, dependiendo de nuestras características físicas, problemas musculares o postura para dormir, así como una almohada de calidad para dar soporte al cuello y a la cabeza.

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